El barrio de San Juan está a punto de recuperar una joya histórica; la arquería del antiguo convento de la Merced Calzada. Construida en el siglo XVII y desaparecida hace décadas, volverá a su emplazamiento original. El Ayuntamiento de Valladolid ha confirmado que los ocho arcos serán reubicados en la Plaza de San Juan este otoño.
Este regreso no es fruto del azar. Se trata del resultado de una larga reivindicación ciudadana, encabezada por la asociación vecinal Bailarín Vicente Escudero, que desde hace años trabaja por conservar y difundir el patrimonio del barrio
Patrimonio histórico
La arquería pertenecía al claustro del convento de la Merced Calzada, fundado en el siglo XIV y posteriormente derribado en el siglo XIX. Durante décadas se pensó que estas piezas habían desaparecido, hasta que fueron encontradas en una finca abandonada en la zona de Simancas en 2016.
El hallazgo fue posible gracias a Jesús Ángel Valverde , por entonces técnico municipal y actual presidente de la asociación vecinal, quién identificó los restos de la arquería en una finca privada a las afueras de Valladolid. El escudo de la orden mercedaria grabado en la piedra fue clave para confirmar su procedencia.
Desde entonces, la asociación de vecinos Bailarín Vicente Escudero, junto con más actores implicados, lucharon por recuperar parte de la historia del barrio. En 2023, el propietario del terreno donó voluntariamente los arcos al Ayuntamiento de Valladolid, que se puso manos a la obra para restaurarlos y devolverlos a su lugar legítimo,
Una nueva plaza de San Juan
El proyecto de reinstalación contempla varias fases: documentación detallada de los elementos, desmontaje cuidadoso, restauración individualizada y finalmente el montaje en un espacio rehabilitado de la Plaza de San Juan.
La inversión total asciende a un total de 260.000 euros y, se espera que las obras den comienzo entre septiembre y octubre de 2025. La plaza será también objeto de mejoras urbanas, con nuevos pavimentos, nuevas zonas infantiles, mejor iluminación y nuevo mobiliario, integrando los arcos como punto central.
Este proyecto es un ejemplo de cómo la colaboración entre ciudadanía, técnicos y administración puede dar frutos extraordinarios. Recuperar y poner en valor estos elementos no solo embellece la ciudad, sino que reconecta a las personas con su historia.