La Asociación de Vecinos ‘Valle de Olid’ del barrio Girón cumple 50 años. Fue una de las primeras asociaciones de Valladolid, creada en 1975 durante los últimos años de la dictadura franquista.
Emilio fue uno de los miembros fundadores y participó de manera activa en la asociación durante 25 años, además de presidente durante casi 5 años. Sin embargo, una discrepancia entre la asociación y el resto del barrio obligó a Emilio a dar un paso al margen.
Hemos hablado con él, y nos ha comentado su visión sobre las asociación y el barrio Girón, en el que ha vivido toda su vida.
P: ¿Cuántos años has estado involucrado en la asociación y qué hacías?
R: Comenzamos en 1975 y estuve…pues, unos 25 años. Bueno, unos años no excesivos, como tres o cuatro estuve de presidente y luego también de vicepresidente. Y en la Junta Directiva, en definitiva, durante todos los años, aportando lo que buenamente podía.
P: ¿Qué es lo mejor que te ha pasado al formar parte de la Junta?
R: Pues es ver el barrio como está hoy. Es decir, con una calidad de vida, con un bienestar…no ha venido caído del cielo. Es fruto de muchos años de lucha y de pelea de los vecinos junto con la asociación de vecinos y la asociación de vecinos junto con los vecinos. Y eso yo creo que es lo mejor, es el resultado de ver la labor de 25 años.
P: ¿Y en ese momento qué es lo que te llenaba para estar tantos años?
R: Bueno, me llenaba. Cada uno tenemos una forma de dar sentido a nuestra vida. Unos se pueden dedicar al deporte y otros a colaborar con nuestros vecinos para mejorar la vida de los vecinos y la nuestra propia, lógicamente.
P: ¿Y qué es lo peor te ha pasado?
R: Lo peor, pues que a lo mejor la participación de los vecinos no siempre era la que hubiésemos deseado. A veces nos encontrábamos un poco escasos de participación.
El principal problema tuvo lugar a finales de los 90s, cuando tuvimos que renunciar a seguir en la asociación. El Ayuntamiento tenía unos terrenos y propuso hacer un macrocentro para tratar a mujeres maltratadas y a personas con problemas con la droga. El barrio estaba en contra de esa historia porque se suponía que el tipo de atención que iban a dar iba a complicar la convivencia de los vecinos, cosa que nosotros como asociación no estábamos de acuerdo. Pensábamos que eso era un servicio para la ciudad. Luego también complicó la convivencia mucho también, el tema del realojo del pueblo gitano de La Esperanza.
Al final son cosas muy delicadas. En esta vida normalmente a veces te tienes que tragar muchos sapos, y uno de ellos ha sido este. Esto ha pasado, y rompió un poco la convivencia del barrio. Lo que pasa es que la gente que pasó después no lo ha contado o lo ha pasado igual que los demás. Hemos pasado páginas sobre el tema. Ahora en ese terreno hay un centro de valoración de minusvalías y atención a niños discapacitados o con problemas, rehabilitación o algo así.
Este tema es un hecho que supuso para el barrio un deterioro de la convivencia importante.
P: Y respecto al barrio, ¿qué dirías que hace diferente al barrio con respecto a otros barrios?
R: Bueno, diferente son la tipología de la vivienda. Este tipo de vivienda no la hay en Valladolid, que normalmente son los clásicos pisos de edificios. Aquí las casas tienen su patio y, entonces, la población se hace tipo rural. La proximidad de los vecinos, la convivencia con este tipo de casas….yo creo que esto hace un poco que sea más peculiar o singular el barrio con respecto a los demás barrios de Valladolid.
Aún así, siempre hemos tenido problemas igual que el resto de los vecinos de Valladolid. Esa singularidad no nos ha quitado los problemas de urbanismo, de transporte, de educación, de sanidad, etc.
P: Algunos vecinos que nos han dicho que, para ellos, por la convivencia, el trato y el estilo de vida, es más parecido a un pueblo que a un barrio. ¿Qué opinas de esa frase?
R: Bueno, puede ser. Lo que pasa es que yo creo que en estos momentos esa tipología rural se ha ido perdiendo con los años. Cuando se fundó el barrio, los primeros ciudadanos que vinieron normalmente procedían del medio rural. Tenían las casas con sus patios, sus gallinas y sus conejos. Eso le daba una idiosincrasia típica del pueblo de donde se venía. Pero yo creo que con los años eso se ha ido perdiendo, y más teniendo en cuenta que estamos muy próximos a la ciudad. Eso también te aproxima al resto de los barrios.
P: Por último, tanto del barrio como de la asociación de vecinos, ¿cómo ves el futuro?
R: El relevo generacional es el principal problema en todas las organizaciones sociales, y las asociaciones de vecinos no están exentas. Pero así y todo, considero que Girón está entre los barrios que tiene una participación entre los miembros de la asociación más joven. Son gente que tiene una edad ya avanzada, sin ser excesivamente joven, pero comparado con el resto de los barrios hay una participación en la Junta Ejecutiva de gente muy mayor. Y ese es un problema para el barrio. Yo diría que no nos podemos quejar comparativamente porque hay gente relativamente joven.
El relevo, jóvenes de veintitantos años, no. Pero gente con cuarentena, sí. De hecho, ha venido a vivir al barrio una población muy joven. El barrio, cuando yo estaba en la asociación, era una población muy envejecida porque los primeros pobladores del barrio habían pasado los años y era gente jubilada ya. No había prácticamente niños. En estos momentos la población es más joven, con niños.
Cuando hay gente joven siempre hay más posibilidad que la gente participe en su asociación de vecinos. Ha habido un relevo generacional en cuanto a los pobladores del barrio. Por tanto, la asociación debería servirse de ese cambio para que en el futuro pueda tener gente más joven.
