La Pilarica: la historia de un barrio dividido y unido por las vías del tren

El barrio de La Pilarica se ha caracterizado por ser un barrio obrero, pequeño, antiguo y familiar que ha luchado contra las injusticias y por conseguir un barrio más igualitario. Una problemática que ha condicionado la vida diaria de los vecinos desde hace muchos años son las vías del tren, que parten el barrio en dos. Tras décadas de pedir una solución, los vecinos siguen luchando y reclamando el soterramiento.

El soterramiento de las vías del tren ha sido, durante décadas, una de las principales peticiones a lo largo de la historia del barrio de La Pilarica (Valladolid). La presencia de las vías ha partido el barrio en dos y ha marcado la vida cotidiana de sus vecinos. La división del barrio ha condicionado su desarrollo en cuanto a lo social y a lo urbano. 

Recientemente, se ha estado trabajando para mejorar la situación. La construcción de dos túneles y un ascensor ha facilitado el cruce de las vías, especialmente para personas mayores, familias y personas con movilidad reducida, que han visto una mejora significativa de su calidad de vida. María, de 56 años, opina: Desde que están hechos los pasos todo es más cómodo y el túnel de la calle Andrómeda es muy cómodo ya que nos conecta con toda la zona de las universidades”.

Estos avances suponen un gran progreso, pero para muchos vecinos, no son suficientes y no ponen solución al problema real: la barrera física y social del muro. Por eso, la petición del soterramiento total de las vías sigue siendo un tema prioritario, tanto en la Asociación Vecinal Pilarica como en el debate político de toda la ciudad.

La larga lucha por el soterramiento

La Pilarica nace a finales del siglo XIX como una zona de huertas y campos a las afueras de Valladolid. Poco a poco fue convirtiéndose en un barrio obrero con la llegada de trabajadores del medio rural atraídos por el desarrollo y evolución de la industria que se estaba dando en la época. Desde el principio, el barrio se ha caracterizado por su espíritu luchador y solidario, características que se inculcan desde pequeños a mayores a los vecinos a través de las actividades colectivas y la participación ciudadana. 

En cuanto a la propuesta de soterrar las vías del tren en Valladolid, no es algo reciente. El ferrocarril llegó a Valladolid en 1864 y ha supuesto una barrera física desde entonces a diversos barrios, entre ellos La Pilarica. Sin embargo, las protestas comenzaron en los años 70. El muro se hacía más visible e impedía el crecimiento urbanístico del barrio. Ante los problemas que estaban ocasionando las vías, como accidentes mortales, el ayuntamiento construyó de mal forma un túnel de peatones. 

Los vecinos han escuchado miles de veces la posibilidad de soterrar las vías como con el Plan General de Ordenación Urbana en 1984 o el Plan General de 2004 y, a pesar de ello, muchos siguen luchando por esta posibilidad, mientras que otros han perdido la esperanza: “Siempre ha habido una leyenda urbana de que se iban a soterrar las vías. Todos los alcaldes lo han prometido, pero nadie ha solucionado nada” añade Maria José, que lleva viviendo en el barrio 57 años.

Historia del barrio de La Pilarica

Antes de la creación de la asociación vecinal, la iglesia de Nuestra Señora del Pilar fue el verdadero corazón del barrio. Construida entre 1906 y 1907, fue creada para facilitar el culto a los vecinos de un barrio aislado por las vías del tren y sin iglesias cercanas. Más que un lugar de culto y rezo, la iglesia se convirtió en el primer lugar de encuentro para un barrio en crecimiento. 

Con la aprobación del Plan Parcial que unía Los Santos-Pilarica en 2010, La Pilarica comenzó a crecer exponencialmente. Josefa, de 70 años y vecina desde hace 52 años, señala que cuando llegó al barrio estaba más envejecido, predominaban las casas molineras y para ella el sentimiento familiar que existía en ese momento era muy importante: “Vivíamos como en familia, ahora la gente es más independiente y sobre todo la gente joven”. 

En el desarrollo del barrio más reciente, la Asociación Vecinal Pilarica ha jugado un papel fundamental. Desde su creación en los años setenta, se ha convertido en el verdadero motor social y reivindicativo del barrio. Su trabajo va mucho más allá de la organización de actividades culturales, atiende las demandas de los vecinos, anima la participación y actúa como mediador entre el barrio y las administraciones. Gracias a la dedicación de la asociación, el barrio ha conseguido mejoras como la creación de zonas verdes, la ampliación de actividades en el barrio y, sobre todo, la puesta en marcha de los nuevos pasos subterráneos que han mejorado la calidad de vida de los vecinos.

Rubén, miembro de la asociación vecinal y vecino de toda la vida, explica: «Da igual que las vías nos separen, el barrio siempre ha estado unido en todos los aspectos, tanto en cosas buenas como malas. Si se han tenido que echar a la calle, se han echado. Y si se han tenido que hacer marchas solidarias o lo que sea para organizarse, se han involucrado mucho también». Además, ha participado en movilizaciones y en el plan de soterramiento, colaborando directamente tanto con la asociación vecinal como con la administración del ayuntamiento de Valladolid.

El problema de las vías del tren y las soluciones actuales

Las vías del tren han sido, históricamente, la principal barrera física y social que separaba La Pilarica. Esto ha dificultado la movilidad y el acceso  de manera normal a servicios y a la vida cotidiana de sus habitantes. Durante años, los pasos a nivel obligaban a los vecinos a dar rodeos y soportar largas esperas, lo que afectaba especialmente a personas mayores, niños y personas con discapacidad. Javier Capellán, de 57 años, señala lo difícil que era el día a día con el paso a nivel: «Desde que cerraron el paso a nivel, te acostumbras a ir para otro sitio, pero antes el paso funcionaba con todo lo que esto supone. Si antes un tren tardaba un cuarto de hora en pasar , te tirabas media hora porque cerraban antes y abrían después”.

La reciente construcción de dos túneles y un ascensor ha supuesto una mejora importante, lo que ha facilitado el cruce seguro y accesible. Sin embargo, la presencia de las vías sigue creando problemas como el ruido, las vibraciones e inseguridad sobre lo que llevan los mercancías, además de limitar el desarrollo en cuanto a lo urbano y la integración del barrio con el resto de Valladolid. «Las vías del tren dividen el barrio y la ciudad en general. Nos sentimos como más desplazados en unas partes que en otras. Afecta muchísimo», comenta Rubén.

La problemática afecta a todos los vecinos, pero especialmente a los más vulnerables. María José añade: “Para cualquier cosa tengo que cruzar la vía: ir al supermercado, al médico, comprar, salir de ocio… Incluso para vivir, tengo que cruzar la vía. Y no solo es Pilarica, también Las Delicias, toda la franja está. Estamos en un gueto donde nunca nos veremos las caras.»

Además, algo a tener en cuenta es que los jóvenes no le prestan tanta importancia a la problemática de las vías. Por ejemplo, Javier Capellán, recalca la diferencia entre cuando era joven y ahora: «Parte todo el barrio a la mitad. Antes, cuando era más joven lo notaba menos, pero ahora con todo lo que ha crecido, esto es un retraso total». Rubén también añade la diferencia de clases que existen dependiendo del lado de la vía en el que estés: “Ese parece que es la zona rica y esta es la zona pobre». 

El día a día de los vecinos junto a las vías

La mayoría de los vecinos, especialmente los más veteranos en el barrio, tienen que vivir con las complicaciones que el muro impone en su día a día. Muchos de los vecinos comentan que ansían el soterramiento, pero que si llega a suceder, no lo vivirán, pues llevan años escuchando la misma historia. María José señala que la culpa no es solo del ayuntamiento, sino de la empresa ferroviaria Adif que siempre pone pegas.

A pesar de que la mayoría de vecinos rechazan las vías del tren, otros como María, de 56 años que vive en la zona de Los Santos, tiene otro punto de vista y es que considera que quizás el soterramiento traería más problemas que beneficios: “ Yo soy de las que cree que no se si beneficiaría al barrio. El aislamiento tiene inconvenientes pero, a mi modo de ver también tiene ventajas”. Añade que si hay soterramiento habrían carreteras, lo que rompería la tranquilidad del barrio: “Priorizo otras cosas, como la tranquilidad”. Considera que la situación ha mejorado exponencialmente, ya que antes no existían los túneles y estaban totalmente incomunicados. Además, el túnel que había era estrecho, sucio y sin luz que proporcionaba una sensación de inseguridad y dejadez.

En cuanto al transporte público, según Maria, hay mayores facilidades para coger la línea 7 que conecta con el centro: “Coger un autobús para bajar al centro nos suponía andar 10-12 minutos, ahora mismo en dos minutos estoy en la parada del bus”.

Por otra parte, vecinos como José Luis, de 60 años y 50 años residiendo en el barrio, achaca muchos de los problemas que poseen los barrios contiguos a la vía: “Pilarica, Pajarillos o Las Delicias son los barrios que están más empobrecidos y creo que un gran causante es la vía”. 

El futuro acompañado de expectativas y frustraciones

El futuro sobre las vías del tren en La Pilarica sigue siendo un tema incierto. Durante las últimas décadas los vecinos tenían la certeza y esperanza de que se llevaría a cabo el soterramiento, pero conforme ha pasado el tiempo ha habido muchas promesas pero ninguna solución clara. Los vecinos, especialmente los veteranos, se “sienten engañados” y, aunque valoran las mejoras como los túneles peatonales o el ascensor, no las consideran suficientes. Ruben señala que “la única solución real es el soterramiento”.

“Siempre dicen que soterrar vale mucho dinero, pero creo que hacer estos túneles también vale mucho dinero” confiesa Carmen, una vecina del barrio. Para muchos, el muro no solo supone una barrera física, sino emocional y, aunque soterrar sea una cuestión difícil de abordar y realizar, supondría el único alivio para vecinos que no pueden desarrollar su día a día como otros barrios vallisoletanos.

Mientras cada nuevo gobierno hereda el problema del soterramiento y lo relega, los vecinos pierden las esperanzas: “Los que seguimos luchando somos los nostálgicos que llevamos toda la vida en La Pilarica”, dice Javier, consciente de que quienes llegan de fuera y se instalan en el barrio quizás no entienden el problema histórico de un muro que más allá de dividir calles, ha dividido vidas. Para La Pilarica, el soterramiento no es el único objetivo, también conseguir un futuro más digno y igualitario entre las dos zonas y los barrios vallisoletanos.

https://youtu.be/ckiK6p4gVCQ

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