Más de 50 años después de su creación, asociación sigue apostando por la integración y los valores a los que han sido fieles durante 55 años
Los comienzos
La que por aquel entonces se conocía como “Asociación de Cabezas de Familia del Barrio de la Rondilla”, vio sus estatutos aprobados en Asamblea el día 24 de febrero de 1970. Previamente, el día 6, se había celebrado la junta promotora. Sin embargo, no sería hasta finales de ese mismo año (20 de diciembre) cuando serían legalizados.
Eran momentos difíciles para las asociaciones vecinales. A la creación de la asociación, quedaban todavía 5 años para la muerte de Franco, 7 para la celebración de las primeras elecciones libres desde el año 36.
De ahí se explica que las reuniones durante el primer lustro de historia de la asociación se hicieran clandestinamente, en pisos cedidos por Cáritas de Valladolid. No sería hasta el 8 de diciembre de 1977 cuando esta pequeña asociación se transformó en la Asociación Familiar del Barrio de la Rondilla de Santa Teresa. No sería hasta 2009 cuando se consolidaría el nombre de Asociación Vecinal Rondilla que conocemos hoy.
El barrio
La Rondilla de Santa Teresa es un barrio producto del crecimiento que vivió la ciudad de Valladolid a mediados del siglo XX. El éxodo rural trajo consigo la necesidad de viviendas para estos trabajadores de las nuevas industrias. Por lo tanto, esta zona casi desértica empezó a ver cómo se levantaban las primeras viviendas en la década de los 60.
Los primeros compases fueron difíciles. El barrio vivía una precaria situación: reinaba la incomunicación, había una carencia de zonas verdes y parques, existía un bajo nivel cultural de los nuevos habitantes y la infraestructura era poco o incluso inexistente. Con el paso del tiempo, se fueron corrigiendo estos desperfectos y hoy el barrio cuenta con todos los servicios necesarios para el óptimo desarrollo de la comunidad.
Actualmente, el barrio cuenta con una población de casi 17.000 personas, la segunda zona más poblada de la ciudad del Pisuerga, sólo por detrás de las Delicias. Asimismo, el vecindario destaca por su acogida de migrantes. Desde los años 90, la Rondilla fue el primer barrio en acoger inmigrantes, sobre todo procedentes del norte de África e Hispanoamérica, además de población de etnia gitana.
Poco queda de aquel joven vecindario de los 60. Lo que sí se mantiene es el espíritu luchador y reivindicativo de sus vecinos.
Un barrio comprometido
Un simple vistazo a la página web oficial de la asociación nos deja claro que la Rondilla es un barrio comprometido con las personas.
Ya en el año 1976, los periódicos locales se hicieron eco de una actividad promovida por la asociación. “La gran barrida” del 28 de julio de 1976 vio a los vecinos del barrio empuñar escobas y rastrillos para limpiar las calles en señal de protesta por la falta de cuidado que el ayuntamiento de la ciudad tenía con la Rondilla.

Una de las preocupaciones centrales también es la educación. La asociación tuvo un importante papel para la aprobación en julio de 1982 del “Plan Parcial Ribera de Castilla” mediante el cual fue posible la construcción del CEIP Gonzalo de Berceo en octubre del año siguiente. En los años posteriores, y gracias al impulso de la asociación, se abrieron más centros educativos como los Institutos Juan de Juni, y Ribera de Castilla.

La lucha del barrio no se limita exclusivamente a la educación. La década posterior vio la construcción del Centro Cívico Rondilla, el centro de Salud y el Centro para Personas Mayores. Además, ya en el año 88 se había inaugurado el Parque Ribera de Castilla. Estos lugares son críticos para el óptimo desarrollo de cualquier vecindario, y ayudan a crear espacios donde se puede llevar a cabo la vida en comunidad.a lucha del barrio no se limita exclusivamente a la educación. La década posterior vio la construcción del Centro Cívico Rondilla, el centro de Salud y el Centro para Personas Mayores. Además, ya en el año 88 se había inaugurado el Parque Ribera de Castilla. Estos lugares son críticos para el óptimo desarrollo de cualquier vecindario, y ayudan a crear espacios donde se puede llevar a cabo la vida en comunidad.
Asimismo, otra de las reivindicaciones más importantes del barrio es la integración del migrante. La Rondilla se convirtió hace 30 años en una zona pionera en la atención y acogida de personas procedentes de otros países. Con la creación de la Fundación Rondilla en el año 2006, las labores de cuidado del migrante se han visto multiplicadas.
Desde talleres que buscan la integración cultural, asesorías jurídicas, curos de aprendizaje de español y formación, a la ayuda a la inserción laboral, el objetivo de la fundación en esta materia está clara: “trabajar por una conciencia social para que la diversidad cultural no sea nunca pretexto para justificar de grupos minoritarios aislados que pueden convertirse en núcleos excluidos”, afirmado por la propia fundación en su web.
Cabe destacar que la labor de la fundación se extiende más allá del asunto migratorio. Por ejemplo, también destacan las labores de educación de adultos, los programas de inserción laboral, los talleres de nuevas tecnologías, y sus actividades con jóvenes.
50 años más haciendo barrio
Como es de esperar, los años de trabajo de los miembros de la asociación han sido reconocidos en múltiples ocasiones. El Ayuntamiento de la ciudad reconoció el 10 de abril de 1990 la asociación como “entidad ciudadana de interés público”. 9 años más tarde, en 1999, la asociación recibió el premio “Miguel Hernández” por parte del Ministerio de Educación y Cultura en reconocimiento a las labores realizadas en los ámbitos de la educación y formación de jóvenes y grupos desfavorecidos.
Sin embargo, más allá de los galardones, encontramos una comunidad de vecinos cercana, que lucha por sus derechos y por los de aquellos que parten de posiciones menos afortunadas. Lejos de programas y talleres, existe una asociación que destaca por la cercanía de sus miembros, siempre dispuestos a atender a quién desee o necesite.
Después de medio centenario luchando por el barrio, la asociación sigue constituyendo un pilar fundamental dentro de la comunidad. Los medios y los retos actuales han cambiado, pero el espíritu de la asociación se mantiene igual: “luchar por el bienestar de todas aquellas personas que habitan en el barrio”