Han pasado 9 años desde que en 2016 se echara abajo el tan querido, pero pésimamente gestionado, Colegio San Juan de la Cruz. Pese a la encomiable acción vecinal que se llevó a cabo para evitar su demolición, los planes de la Administración para este espacio eran otros. Sin embargo, en estos 4 años lo único que se ha avanzado en las obras para la nueva sede de la Seguridad Social, es en la incertidumbre y en el malestar general.
Historia del colegio
El Colegio San Juan de la Cruz, ubicado en la calle Cardenal Torquemada, fue el primer centro educativo abierto en el barrio, construido a principios de los 60. Debido al ingente aumento de la natalidad, se convirtió rápidamente en lugar de protestas de los vecinos debido a su saturación.
Incluso tras la construcción del segundo colegio después del San Juan de la Cruz, el Gutiérrez del Castillo (ahora llamado CEIP Entre Ríos), el aforo del primero se veía sobrepasado: de 300 niños para lo que estaba ideado, se impartían clases a más de 800.

A partir de los años 90, la situación se revirtió, y la natalidad sufrió una drástica caída, lo que desembocó en que en 1999 se cerrara definitivamente el centro.
Su demolición en 2016 supuso de alguna manera el punto y final a un verdadero símbolo del barrio, y de sus orígenes obreros.
El edificio en 2025

Tras su demolición, el barrio se puso en pie para contrarrestar las ideas de centro comercial que se querían proyectar en el solar, con alternativas como un centro de personas mayores, o un aparcamiento subterráneo. Finalmente, en 2019 se licitó la primera adjudicación para construir una sede de la Seguridad Social. Las obras empezaron en el 2020, y en el 2021 se paralizaron. En el 2023 se retomaron negociaciones, en el 2024 se hizo una actualización, y en el 2025 todo vuelve al principio, debido a una “anomalía”.



El caso es que las obras llevan paradas 5 años, y todavía no hay vistas de resolución. Por ello, la Asociación Vecinal Rondilla envió el pasado mes de abril una carta a la Ministra de Seguridad Social, Elma Saiz, donde se instaba al ministerio a concluir cuanto antes las obras: ““van pasando los años y, por unas causas o por otras, el proyecto sigue paralizado y el “esqueleto” que tenemos a la entrada de nuestro barrio es una vergüenza, y no vemos que avance ni que se llegue a ninguna solución. El vecindario estamos ya muy cansados de la burocracia que lleva a paralizar este tema y no se acaba nunca””, firma María de la Concha Morán Vaquero, representante de la asociación.